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Perseverante, creativo, apasionado, flexible...
¿Tienes las capacidades del emprendedor del S.XXI?

Más sobre las actitudes:

 Capacidad de ejecución: es necesario contar con un ADN marcado por la capacidad de liderazgo, de transformar lo necesario, motivando a los demás desde la ejemplaridad y a través de la gestión de las emociones.
 Perseverancia: Ser constante y tener una meta clara para lograr el objetivo.
 Mentalidad positiva: Ser positivo y feliz ante los proyectos aumenta las posibilidades de éxito.
 Creatividad e innovación: la capacidad de imaginar el futuro, innovar y aportar toma cada vez más valor.
 Poner ilusión en los proyectos que llevamos a cabo.
 Estabilidad emocional y resiliencia: se tratan de habilidades que cobran cada vez más importancia por la situación de constante cambio e incertidumbre en el que nos encontramos. Es la capacidad de asumir el fracaso y reponerse rápidamente del mismo.
 Flexibilidad y adaptación al cambio: en un mercado cambiante y en el que las empresas gestionan nuevos proyectos continuamente, es importante que el trabajador sea capaz de adaptarse a cada contexto y situación.
 Trabajo en equipo: ser capaz de poner en común recursos, conocimientos, opiniones, ideas, soluciones… hace que aumenten las posibilidades de éxito. Las empresas promueven formas de trabajo cada vez más colaborativas porque son conscientes de las ventajas del trabajo en equipo para la resolución de problemas.
 Hay que monetizar la idea: con el objetivo desde el principio de que el negocio sea rentable.
 Visión global. La globalización hace que se trabaje con profesionales de muchos países y con distintos idiomas. Y que se diseñe el proyecto desde el origen con una intención global lo que garantizará su supervivencia a largo plazo.

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Decálogo del buen emprendedor
Decálogo del buen emprendedor